Page 21 - Fashion Art Institute by Manuel Fernandez - Libro 3
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F E R N A N D O No es el momento para enredarnos en las tediosas discusiones sobre la “artisticidad”, C A S T R O F L Ó R E Z cuestión todavía metafísica o, en términos menos pretenciosos, esencialista, de la Moda, como si ésta fuera algo unificado, una jaula maravillosa de la que nadie quiere salir y en la que para entrar hubiera que suscribir un código. Una mirada, informada aunque sea de una forma mínima, reconocerá que las contaminaciones entre ciertos procesos artísticos y algunas manifestaciones de la moda son ejemplares, desde los espectaculares y manieristas filmes de Matthew Barney a las fotografías hieráticas de Vanesa Beecroft o en las impactantes y, a veces, desconcertantes prendas de Matin Margiela o Hussein Chalayan*. El proyecto Fashion Art que ha desarrollado con gran entusiasmo el diseñador Manuel Fernández supone una clara toma de conciencia de la moda como soporte artístico. Desde hace años ha colaborado con numerosos artistas generando piezas de una brillantez extraordinaria. Manuel Fernández viene a demostrar que la idea de Valery de que “lo más profundo es la piel” puede recontextualizarse, en el campo de la moda, por medio de un diálogo fructífero con la pintura. Tenemos que tener en cuenta que el vestido es la verdadera piel del sujeto, eso que asegura el paso de lo sensible corporal al sentido simbólico**. Vamos siempre marcados por telas pigmentadas, la pintura es nuestro “revestimiento”, desde el nicho prehistórico (con aquellas imágenes apotropaicas que tenían que ver, tal vez, con estados alterados de conciencia o con rituales) hasta la prenda que acaba de ofrecerse esplendorosamente en una pasarela. El pintor y el diseñador de moda saben de colores, volúmenes, texturas, ambos están confrontados siempre con el modelo (sea 19 para atraparlo en el espacio de la representación o para llevarlo a la presentación pura) y, sobre todo, buscan eso tan difícil de definir que es el placer estético. En el final de la idea moderna del arte surgen, evidentemente, actitudes, gestos y obras, diferenciados de aquella voluntad delimitadora precedente, esto es, afrontamos una situación pluralista***. La hibridación ha llegado también al terreno de la moda y Manuel Fernández es, junto a creadores como David Delfín, un ejemplo de un actitud de curiosidad y búsqueda, afrontando retos que no están dirigidos hacia el rendimiento “empresarial” sino que tienen que ver con la investigación plástica. No es fácil, ni mucho menos, intervenir en esa zona transdisciplinar que obliga, como punto de partida crucial, a estar abierto a la propuesta del otro, dialogando con pintores y artistas, tratando de encontrar inspiración allí donde otro también sedimentó su imaginario. Se puede decir que Manuel Fernández está generando no sólo trajes sino que también persigue una reflexión sobre los acontecimientos corporales vestido excitante, algo “que nos circunda y envuelve****” desde el punto de vista de la fusión de pintura y moda. * El número 197 de la revista LAPIZ está dedicado a las relaciones entre Arte y Moda. Cfr. especialmente, Vivianne Loría: “Juegos de suplantación de la moda y el arte” en LAPIZ, n° 197, Noviembre del 2003, pp. 26-35. ** “En cuanto al cuerpo humano, Hegel ya había sugerido que tenía una relación de significación con el vestido: en tanto que sensible puro, el cuerpo no puede significar; el vestido asegura el paso de lo sensible al sentido; es, si se prefiere, el significado por excelencia” (Roland Barthes: El sistema de la moda, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1978,p. 221). *** “El nuestro es un momento de profundo pluralismo y total tolerancia, al menos (y tal vez sólo) en arte. No hay reglas” (Arthur C. Danto: Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia, Ed. Paidós, Barcelona, 1999, p. 20). **** Mario Perniola: El sex appeal de lo inorgánico, Ed. Trama, Madrid, 1998, p. 66.
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